Dando una vuelta por la sección de yogures de cualquier
supermercado podemos encontrarnos una gran variedad de sabores. Desde el yogurt
con sabor a plátano, hasta uno con sabor a frutas rojas, pasando por el sabor a
fresa. Pero, por diferentes sabores que
tengan, el yogurt no deja de ser yogurt y, éstos, por mucho que sepan a
plátano, no han visto el plátano nunca.
La clave está en los aromatizantes artificiales (sí, artificiales).
Estos aromatizantes artificiales suelen ser compuestos orgánicos, la mayoría
pertenecientes al grupo de los ésteres,
los cuales presentan olores característicos. Lo que se hace es producir
estos compuestos industrialmente, para luego ser usados en la industria
alimentaria (que no es solo yogures).
Existen diferentes compuestos para conseguir diferentes
aromas, yo voy a hablar de 2 de
ellos, el acetato de isoamilo y el hexanoato de alilo.
Comenzaré hablando del acetato de isoamilo, el cual es
conocido también como aceite de plátano, debido a su característico aroma a esa fruta. Por lo tanto queda claro que el
acetato de isoamilo es usado en la industria alimentaria para conseguir el
aroma a plátano. La cuestión es que con este compuesto se puede conseguir
también otro aroma, aunque con un olor menos intenso y, es que dependiendo de
la concentración se puede conseguir un ligero aroma a pera. Pero el aroma
característico del acetato de isoamilo es el aroma a plátano.
Acetato de isoamilo |
Pero a parte de como aromatizante, el acetato de isoamilo también
se usa en perfumeria por su agradable olor. Además es una feromona que emplean
las abejas meliferas.
El hexanoato de alilo, por su parte, tiene aroma a piña, por
lo que es usado como aromatizante a la hora de querer obtener aroma a piña. Pero
además de usarse con ese fin también es usado en cosmética.
Hexanoato de alilo |
Pero estos son sólo dos ejemplo, ya que existen muchos aromas
más, los cuales se consiguen con otros compuestos, como el propionato de etilo,
que se usa para conseguir aromas de kiwi o fresa, entre otros.